
Historia
de la Psiquiatría
HENRI
EY
(em
espanhol)
Biografía
Dr. Eduardo
Luis Mahieu (Córdoba, mahieu@onenet.com.ar)
Dr. Eduardo Tomás Mahieu (París, mahwin@club-internet.fr)
En
el Vallespir de la Cataluña Francesa
Nacido
con el siglo, el 10 de agosto de 1900, Ey representará
la psiquiatría de este siglo. Vio la luz en Banyuls-dels-Aspres
pequeño pueblo del sudoeste de Francia en el Pays catalán
del Rousillon, tierra de viñas y de vinos, recostada
sobre los Pirineos orientales, y la frontera española,
acariciada por las eternamente azules aguas del mediterráneo,
y de donde también eran originarios Pinel, Esquirol
y Magnan. En ella cursó sus estudios primarios y secundarios,
y allí nació en su infancia su vocación por la psiquiatría,
como él lo relata, emocionadamente, en la primera página
de La notion
"...
Cuando era niño y bajaba desde la montaña a Céret,
encontraba un hombre extraño que todo el mundo llamaba
"loco"; como a todo el mundo me impresionaba
lo extraño de su apariencia. En un medio cultural
como aquél, el del Vallespir, era presa de la angustia
y el miedo... Aquélla era la imagen a la que me refiero
hoy para hablar de esquizofrenia, esta imagen impregnada
de enigma fantasioso y fantástico que, durante toda
mi vida he tratado de comprender…"
A
ese terruño amado regresaría después de su retiro, en
1971, para morir, el 8 de noviembre de 1977 en la misma
vieja casa solariega de su familia de viticultores donde
había llegado al mundo, y desde cuyo jardín se divisa
la nevada cumbre del Canigou, la montaña sagrada de
los catalanes. El alma de la raza de esa tierra, alternativamente
ibérica y francesa a lo largo de la historia nos revela
la clave de su amor por España y lo español; por la
tauromaquia que lo impulsó a tentar el ruedo en su juventud;
por Lain Entralgo y por Dalí; y por la lengua castellana,
en la que escribió dos de sus libros: Ensueño
y Psicosis (Lima 1948) y el cautivante Estudio
sobre los delirios (Madrid 1950) así como su
deslumbrante ponencia al Symposium sobre Esquizofrenia
de Madrid de 1957 sobre La Esquizofrenia según
la concepción órgano dinámica (aún no traducido
al francés), con la particular alquimia de su verbo:
ciencia y poesía.
Los
primeros pasos
En
Toulouse inicia sus estudios de medicina, que continúa
y culmina en Paris en 1923, mientras paralelamente frecuenta
la Sorbona y la vida bohemia del Quartier Latin, obteniendo
igualmente la licenciatura de filosofía. Desde su graduación
como médico y durante diez años se desempeñará como
interno por concurso de los Hôpitaux Psychiatriques
de la Seine, de París, en los servicios de Guiraud,
de Marie, de Capgras, y desde 1931 a 1933 como jefe
de Clínica de Claude en Sainte-Anne (profesor
de la cátedra de Enfermedades Mentales y del Encéfalo
desde 1922 hasta 1939, y el primero en abrir las puertas
de la misma, y de su servicio, a los fundadores del
psicoanálisis en Francia: Laforgue, Hesnard, Sockolnicka).
Reconocerá a Henri Claude como su maestro, recordándolo
con gratitud en sus escritos, y otro interno, amigo
inseparable y adversario teórico irreconciliable, Jacques
Lacan, será su compañero en el servicio y en la
"Salle de Garde".
Crecerá así en la brillante tradición clínica de la
escuela de Sainte Anne, la más joven de París, la escuela
de Magnan contrapuesta en cierta forma a las escuelas
de la Salpêtrière, Bicêtre, Charenton y de la Enfermería
Especial del Depósito de la Prefectura de Policía de
París (en la que entonces era médico jefe Clérambault,
el "único maestro" de Lacan, al que elogiará
por su preciosismo clínico y cuya teoría explicativa
de la génesis de las psicosis, rígidamente organicista,
combatiría a lo largo de toda su vida como paradigma
del modelo mecanicista).
Los
Coloquios de Bonneval
En
1933 es designado médico jefe del hospital psiquiátrico
de Bonneval, a cargo de 380 camas de mujeres, en la
hemosa región de los castillos del Loire, a unos 100
km de Paris, y en él vivirá y trabajará hasta su retiro
en 1971. Es en ese histórico hospital - rebautizado
ahora Centre Hospitalier Spécialisé (CHS)
Henri Ey, instalado en los claustros (reciclados
y ampliados) de la venerable abadía benedictina de Saint
Florentin, erigida en el siglo IX, en la que fuera
cocina de los monjes, transformada en su bureau légendaire,
a lo largo de esos heroicos, y laboriosos 38 años donde
concibe y madura la mayor parte de su monumental obra
escrita. Y es asimismo en ese hospital de Bonneval al
que su pasión y su tesón convirtieron en el "haut
lieu" de la psiquiatría francesa, donde organizó
y dirigió los célebres Coloquios de Bonneval.
En intensas y apasionadas jornadas de estudio y discusión
reunió a lo largo de 25 años a lo más granado de la
psiquiatría, el psicoanálisis, la neurología, la filosofía
y la sociología de Francia. Testimonio de ello son los
temas de los mismos:
-
-
en 1942: La Historia natural de la locura, (Recientemente
reediatdo en L'Information Psychiatrique N° 5, Mai
1999).
-
-
en 1943: Las relaciones de la Neurología y la
Psiquiatría con Ajuriaguerra y Hécaen (Publicado
por Hermann Edit., 1947).
-
-
en 1946: El problema de la Psicogénesis de las
Psicosis y las Neurosis con Lacan, Bonnafé,Follin
y Rouart (Publicado por Desclée de Brower en 1950).
-
-
en 1950: La herencia en Psiquiatría, con
Duchêne.
-
-
en 1956: La Psicopatologia y el problema de la
voluntad, (Publicado por Les Editions du Cerf).
-
-
en 1957: Las Esquizofrenias con Follin, Stein,
Mâle, Green, Leclaire, Perrier, Racamier, Lébovici,
Diatkine, Danon-Boileau, Rumke, Morselli y Laboucarié,
como fundamentales estudios preliminares para el
Congreso Mundial de Psiquiatría de Zurich (Publicado
en 1958 en la revista L'Evolution Psychiatrique).
-
-
en 1960: el más que célebre Coloquio sobre El
Inconsciente, con Blanc, Diatkine, Follin, Green,
Lairy, Lacan, Lanteri-Laura, Laplanche, Lébovici,
Leclaire, Lefebvre, Perrier, Ricoeur, Stein y de
Waelhens entre otros (Publicado por Desclée de Brower
en 1964)
Un
humanismo en la teoría y en la praxis
Durante
los dificilísimos años de la ocupación de Francia por
los nazis y los colaboracionistas del régimen de Vichy
con sus leyes de eliminación de judíos y enfermos mentales,
militó valientemente por la defensa de sus pacientes
y su derecho a la existencia y a la alimentación.
En sus informes a las autoridades sanitarias denunciando
las condiciones de vida miserable de los enfermos de
Bonneval escribía:
"se
dice de ellos que son escorias sociales, que son incurables
condenados a una muerte que se desea fácilmente...
es fácil ver hasta donde podría llegar un razonamiento
basado sobre un cálculo puramente social (ahora
diríamos económico, N.del A.), hasta donde podría
pretender ir la eutanasia elevada al rango de una
institución social... no podríamos olvidar que nuestros
enfermos tienen una familia que tiene el derecho de
esperar que, confiados a un establecimiento psiquiátrico
de asistencia sean tratados como enfermos y no como
sacrificados. Ellos no pueden resignarse, al igual
que nosotros los alienistas, a considerar al hospital
psiquiátrico como una prisión o un cementerio...".
Tan
sólo en tres oportunidades abandonó su amado Bonneval:
de agosto de 1939 a junio de 1940, para combatir por
su patria invadida par los nazis; en 1944 incorporado
a la Resistencia; y en 1971, la definitiva, la de su
jubilación y su retiro. En 1944 se incorpora a un batallón
de las FFI (Forces Françaises de l'Interieur) los guerilleros
de la resistencia, los legendarios maquis que lucharon
heroicamente contra los nazis. Participó entonces
en la batalla para reducir el bolsón del Atlántico,
mereciendo ser condecorado con la Cruz de Guerra,
y, antes de regresar a Bonneval, fue afectado durante
un tiempo al servicio de Psiquiatría del Hospital Militar
de Val-de-Grâce en París.
El
Retiro
Después
de su retiro, repartirá su tiempo entre Banyuls-dels-Aspres,
continuando infatigablemente el estudio, los escritos
y la docencia, ya en la cálida y magnífica biblioteca
y escritorio de su casa natal; ya en la biblioteca
de Sainte-Anne (hoy Bibliothèque Médicale Henri
Ey); ya en el Hospital psiquiátrico departamental de
Thuir, el pequeño pueblo cercano a Banyuls-dels-Aspres,
donde siguió dando conferencias con presentación de
enfermos todos los miércoles (como lo había hecho durante
tantísimos años en Sainte-Anne) y en el que organizó
el memorable seminario sobre La Noción de Esquizofrenia
en 1975. En esos seis años que van desde su jubilación
hasta su muerte redobló su actividad de escritor, plasmando
lo más significativo de su obra, el producto más decantado
y maduro de su reflexión y su experiencia, como los
dulces vinos de Banyuls que sus padres dejaban madurar
amorosamente en el recogimiento de sus cavas. Pero nada
de esto hubiera sido posible sin la presencia constante
de su esposa Renée - "el hada buena de la psiquiatría
francesa", como la consagró Minkowski en una
conmovedora ceremonia en Bonneval; la eterna compañera
desde los años juveniles de la Salle de Garde de Sainte
Anne hasta el latido final de 1977.
La
Obra de Ey
La
obra de Henri Ey es de una magnitud y una importancia
excepcionales: sus escritos, su docencia oral su labor
hospitalaria, su lucha constante por mejorar radicalmente
las condiciones de asistencia del enfermo mental, su
fervor y entusiasmo organizativo de congresos, coloquios,
seminarios, publicaciones periódicas, revistas y sociedades
científicas, su actividad militante al frente del Sindicato
de Médicos de Hospitales Psiquiátricos, lo consagran
como el más brillante psiquiatra francés de este siglo
y uno de los maestros clásicos y definitivos de toda
la medicina. Su producción escrita es inmensa, una de
las más extensas, profundas y fecundas en la historia
de la medicina. Más de 300 artículos científicos
publicados a lo largo de 50 años, desde 1926 hasta 1977,
en casi todas las revistas médicas de importancia del
mundo entero - el primero de ellos sobre La Esquizofrenia
de Bleuler con Paul Guiraud en 1926, el último sobre
La Psiquiatría y la privación de la libertad en 1977,
en el Bulletin du Syndicat des Psychiatres des Hôpitaux
- como símbolos de sus intereses fundamentales como
el alfa y omega de la trayectoria de su pensamiento:
de la ciencia a la historia y de la filosofía a la ética.
La mayor parte de esos artículos aparecieron en "su"
revista, L'Evolution Psychiatrique, órgano de
la sociedad del mismo nombre, nacidas ambas para expresar
una nueva psiquiatría: la de la integración y colaboracián
de psiquiatras psicoanalistas. Fundó, además, otras
dos revistas, cuyos nombres nos eximen de extendernos
sobre sus múltiples inquietudes y motivaciones: Entretiens
psychiatriques y el Bulletin du Syndicat des Psychiatres
des Hôpitaux. Y en este apartado que impropiamente podriamos
denominar de escritos menores, nos falta mencionar aún
más de 150 trabajos entre prólogos, prefacios,
discursos, alocuciones y discusiones en eventos científicos,
análisis, reseñas y críticas de libros (algunas de ellas
verdaderas monografías como las que dedicó a El descubrimiento
del Inconsciente de Ellenberger o a Los trastornos esquizofrénicos
de Manfred Bleuler). Y last but not the least
su traducción y resumen de la obra de Eugen Bleuler
Dementia Praecox o el grupo de las esquizofrenias realizado
en los albores de su carrera (1926) y que representó
la única forma en que los psiquiatras franceses pudieron
acercarse al pensamiento del insigne maestro zuriqués,
durante cerca de 70 años, hasta 1993, en que apareció
la traducción integral de Viallard.
Por
lo que se refiere a libros, 15 son los que debemos
a su pluma (sin contar la publicación de sus
ponencias a los Coloquios de Bonneval que constituyen
de por sí verdaderos libros):
-
Hallucinations et Délires. Alcan 1934,
(recientemente reeditado por l'Harmattan).
-
Essai d'application des principes de Jackson a
une conception dynamique de la neuropsychiatrie.
Con Rouart, Doin 1938 (recientemente reeditado por l'Harmattan).
-
Ensueño y Psicosis (1948) Editora Médica
Peruana, 1948.
-
Estudios sobre los delirios. Paz Montalvo,
Madrid 1950 (recientemente reeditado).
-
Etudes Psychiatriques: en 3 Tomos de cerca
de 1600 págs. Edit. Desclée de Brouwer, 1952-1957-1960
en los que analiza exhaustivamente problemas de historia,
epistemología, metodología, psicopatología, semiología
y clínica de las psicosis agudas y desestructuración
de la conciencia. Estudios en los que la precisión y
minuciosidad descriptivos de la clínica francesa se
completan con un análisis psicoanalíico, estructural,
fenomenológico y existencial de las psicosis endógenas
agudas y la epilepsia.
-
En 1955 dirige la organización, elaboración y redacción
de los 3 monumentales tomos de la sección de Psiquiatría
de la Encyclopédie Médico-Chirurgicale,
encabezando en esta obra colectiva única en su género
a decenas de los más brillantes especialistas del mundo
entero, y que continua actualizándose año a año. Asume
personalmente la responsabilidad de escribir numerosos
capítulos de la misma, de entre los que debemos destacar
por su extensión y calidad los dedicados a la historia
de la psiquiatria, la antipsiquiatría, la terapéutica
psiquiátrica, las bouffées delirantes (noción imprecisa
de la tradición clínica francesa a la que rescata, define
y delimita magistralmente transformándola en una especie
mórbida clave y definitiva de la nosología). Pero hay
que mencionar especialísimamente la excepcional sección
dedicada al Grupo de las psicosis esquizofrénicas
y de las psicosis delirantles crónicas, (recientemente
reeditada por Les empêcheurs de penser en rond, Synthélabo).
-
En 1960 aparece 1ra edición de su Manual de Psiquiatría,
escrito en colaboración de un psiquiatra clínico (Bernard)
y un psicoanalista (Brisset). Numerosas ediciones y
traducciones confirman su éxito, texto iniciático de
los psiquiatras jóvenes, tanto franceses como latinoamericanos.
-
En 1963 da a la imprenta La Conscience,
editado por Desclée de Brouwer, con más de 400 páginas,
texto histórico, epistemológico, metafísico, psicopatológico
y neurofisiológico de gran profundidad.
-
En 1964 aparece La psychiatrie animale
con Brion y colaboradores (Desclée de Brouwer, 605 págs.),
obra colectiva bajo su dirección, como anticipo del
interés que despierta la joven ciencia de la etología.
-
El Traité des Hallucinations en 2 Tomos
de más de 1500 págs. (Masson 1973) constituye su obra
maestra en el campo de la clínica, la psicopatología
y los fundamentos teóricos y modelos explicativos de
la enfermedad mental, exhaustiva indagación de la problemática
de la alucinación y el delirio nunca antes alcanzada.
-
En 1975 dirige la obra colectiva Psychophysiologie
du sommeil et Psychiatrie (Masson, 315 págs)
en la línea de una de sus postulaciones fundamentales:
la de una analogía profunda entre sueño y locura, entre
ensueño y psicosis, entre actividad onírica y delirio,
que la psiquiatría francesa plantea ya desde 1845 con
la obra de Moreau de Tours.
-
También en 1975 publica Des idées de Jackson à
un modéle organo-dynamique en psychiatrie (Privat-Toulouse)
que incluye su monografía de 1938, como culminación
de sus casi 40 años de reflexión teórica.
-
En diciembre de 1977, pocos días después de su muerte
aparece La notion de Schizophrénie Desclée
de Brouwer, comptes rendues del Seminario de Thuir,
en el que, como en un diálogo platónico de un Sócrates
moderno rodeado de sus jóvenes discípulos se elabora
la definición final de lo que fuera para Ey il lungo
studio e il grande amore como quería el Dante.
-
En 1978, aparece Défense et illustration de la
psychiatrie (Masson 1978, traducción argentina
de Editorial Huemul, 1979). Terminado cuatro meses antes
de su muerte, de unas ochenta páginas, constituye un
lúcido y sereno manifiesto de la psiquiatría, ciencia
médicay contiene su reflexión epistemológica y su mensaje
ético, apasionado y profético, cartesiano e hipocrático,
en un estilo que recuerda al de alguno de los tratados
filosóficos del maestro de Kos.
-
Por último, en 1981, aparecerá su tercera obra póstuma
Naissance de la Médecine (Masson), primer
tomo de una vasta obra inconclusa de 4 tomos, dedicada
a la Historia de la Psiquiatría en la Historia de la
Medicina y en la que trabajó hasta el día de su muerte
(arrebatado por su tercer infarto de miocardio). Debemos
al devoto trabajo de Henri Maurel, el que los manuscritos
de ese primer tomo llegaran a la imprenta, 4 años después
de la muerte del maestro.
Henri
Ey, Le Maître
Debido
a las características propias del sistema universitario
francés Henri Ey no accedió nunca a la cátedra oficial,
pero su actividad docente se nutrió permanentemente
de la praxis clínica y la reflexión teórica sobre la
misma . Esa actividad docente fue tan intensa y de tal
calidad que lo consagró como el maestro, por antonomasia.
Se dedicó fundamentalmente a la enseñanza y formación
de post-grado, batallando incansablemente por la institucionalización
de la especialidad como tal, por la especificidad de
la psiquiatría, separándola y diferenciándola de la
neurología, con la que estaba unida en los planes oficiales
de la época, pero enfatizando la imprescindibilidad
de su formación complementaria y paralela.
Con
emoción recuerdan los que fueron sus discípulos y colaboradores
las memorables sesiones que todos los miércoles animaba
en el anfiteatro Magnan de Sainte-Anne, sesiones
de intensa actividad que duraban toda la tarde, con
presentación de enfermos (uno de ellos siempre médico-legal.)
entrevistados públicamente por el maestro y los discípulos,
con discusión del caso y una prolongada clase teórica
a cargo de Ey, y conferencias por parte de invitados
especiales y lecturas en la biblioteca. Ya retirado,
continuó dirigiendo en el hospital de Thuir una
actividad similar.
Recuerda
Follin, en la emotiva introducción a su espléndido
libro Vivre en délirant (Les empêcheurs de
penser en rond, edit. Synthélabo 1992):
"En
ese tiempo (Henri Ey) se impone como el maestro de
la joven psiquiatría francesa. Su seminario proseguido
durante más de 30 años quedará como el principal centro
de formación de los psiquiatras franceses. Fundándose
sobre el rigor de "las ciencias clínicas"
nos hizo reflexionar a todos, entrenado en un trabajo
de crítica y a menudo de autocrítica; le guardo por
ello un profundo reconocimiento".
Participó
protagónicamente en innumerables congresos en todo el
mundo. Organizó el Primer Congreso mundial
de Psiquiatría en París en 1950 y fue su Secretario
General. En 1951 organizó también en París la Primera
Exposición Mundial de Arte Psicopatológico.Es de recordar
su paso por Argentina en 1956 para asistir a
varias conferencias a las que asistieron los principales
psiquiatras y psicoanalistas del momento.
El
militante sindical
No
fue Henri Ey un intelectual solitario, monástico y conventual,
aislado en su torre de marfil, ni tampoco un ratón de
biblioteca (aunque así se autodenominaba con la modestia
y humildad de los verdaderos sabios) sino, un hombre
de su tierra y de su tiempo, comprometido con todos
los problemas y las luchas por la dignidad y la libertad
humanas y de un fervor inextinguible por las causas
que había abrazado. Su profunda preocupación por preservar
la pureza ética y las prácticas psiquiátricas y por
evitar o impedir que se usara y se abusara de la psiquiatría
para violar la libertad, en esos (y estos) tiempos del
desprecio; la tortura, el universo concentracionario
y el gulag stalinista, motivaron su valiente e insobornable
intervención para una declaración condenatoria en el
Congreso Mundial de Psiquiatría de México, que debe
considerarse como la directa inspiradora de la Declaración
de Hawai (revisada en Viena) verdadero juramento
hipocrático de los psiquiatras.
Todos
los movimientos de reforma, mejoramiento y humanización
de las instituciones de asistencia psiquiátrica
contaron con su adhesión entusiasta y su participación
activa, desde la integración del llamado "grupo
de 1945", que después de terminada la guerra
promovió la transformación radical del sistema asilar
psiquiátrico, hasta la edición del Livre blanc
de la Psychiatrie que condujo a la psiquiatría
de sector. Nuevamente Follin en la introducción
a Vivre en délirant nos brinda esta vibrante página
de historia:
"En
setiembre de 1944, al día siguiente de la liberación,
se reunía en mi casa (avenida Carnot en Paris) un
grupo de amigos entre los que se contaban L. Bonnafé,
G. Daumezon, J. de Ajuriaguerra y L. Le Guillant...
es en el curso de esta discusión que se esbozó el
proyecto de las Jornadas de la Psiquiatría Francesa
preparado poco después en una reunión que tuvo lugar
en la Facultad de Medicina bajo la presidencia de
P. Valéry. Fue en esta reunión que Henri Ey se manifestó
como el jefe de fila del humanismo, en ese estadio
casi revolucionario de lo que será la reforma del
estatuto de la asistencia de los enfermos mentales,
y al mismo tiempo del personal de cuidados, médicos
y enfermeras".
Porque
las luchas gremiales por la dignificación y la jerarquizaclón
de los médicos psiquiatras de la psiquiatria pública
- del estatuto del personnel de soins, de los
trabajadores de la salud mental - eran absolutamente
inseparables de la lucha por el mejoramiento y humanización
de los tratamientos y condiciones de vida de los enfermos
mentales en las instituciones asistenciales del Estado.
Durante largos años fue el Presidente del sindicato
de los Médicos de los Hospitales Psiquiátricos y fundador
y director de su órgano de expresión el Bulletin du
Syndicat. Y su espíritu sigue vivo en la Association
Nationale des Présidents et VicePrésidents des Commissions
Médicales d'Etablissement des Centres Hospitaliers de
Psychiatrie. Esta Asociaclón acaba de publicar el
Livre Vert de la psychiatrie... como continuación
del Libro Blanco de 1966 y trata problemas fundamentales
sobre la organización del campo de la psiquiatría y
su especificidad y las propuestas organizacionales del
dispositivo de atención y su mejoramiento través de
la formación y la investigación.
Henri
Ey y Jacques Lacan
Un
capítulo aparte lo constituye el lazo que lo unió a
Lacan. Lacan, de nuestros días, ocupa el lugar que le
corresponde, a tal punto su pensamiento renovó y revitalizó
el psicoanálisis. En cambio la historia ha olvidado
un poco la formidable transformación de la psiquiatría
efectuada por Ey. Dejemos a Lacan mismo recordarlo en
un discurso en la Sala de Guardias de Sainte Anne, el
4 de noviembre de 1971:
"En
esta misma sala de guardias, llegaron al mismo tiempo
cuatro personas, que no desdeño en recordar ya que
soy uno de ellos. El otro que con placer hago resurgir
esta noche es Henri Ey. Podemos decir, a través del
espacio de tiempo recorrido, que de la ignorancia
[psiquiátrica] Ey fué el civilizador. Y debo decir
que saludo su trabajo. La civilización no nos alivia
de ningún malestar, como lo notó Freud, bien por el
contrario, Unbehagen, [...] pero tiene un aspecto
precioso. Si creen que existe el menor dejo de ironía
en lo que acabo de decir, se equivocarían completamente,
pero ustedes no pueden más que equivocarse ya que
no pueden imaginarse lo que era el medio asilar antes
que Ey hubiera metido la mano. Era algo extraordinario..."
Lacan
y Ey fueron adversarios irreconciliables en lo que toca
a ciertos puntos: la posición del psicoanálisis frente
a la medicina, de la Conciencia frente al Inconciente,
y detrás de ellos y fundando sus diferencias, una referencia
antropológica opuesta del hombre y de su libertad.
Más se trata de un auténtico diálogo de amigos. En 1932
Lacan le dedica su tesis y dice:
"Desde
hace mucho tiempo, en nuestras conversaciones con
él, hemos encontrado el mejor apoyo y el mejor control
de un pensamiento que se busca: "alguien
a quién hablar"".
En
1964 cuando Lacan está en graves dificultades por la
situación internacional del psicoanálisis, luego de
su exclusión de la S.F.P. recurre a Henri Ey para solicitarle
su sostén, y Henri Ey de la "posición de la cual
domina toda la psiquiatría francesa", según la
expresión que Lacan le reservara otrora, asiste al seminario
conocido después como "La Excomunión" en una
clara muestra de apoyo. En 1970, luego de la primera
amenza cardíaca sufrida por Ey, Lacan le escribe:
"Querido,
A pesar de mi ausencia quiero que sepas que estaré
siempre contigo, como cuando eras (he encontrado esto
en mi "...tesis") alguien a quien hablar.
Una vez que esta necesidad me ha quitado, el corazón
- que ella esconde - permanece tuyo" (De J. Lacan
a H. Ey, 20 de Noviembre de 1970, Archivos de Banyuls-dels-Aspres).
En
1975, Henri Ey quiere ver en la célebre frase de Lacan,
"El ser del hombre, no solamente no puede ser
comprendido sin la locura, sino que no sería el ser
del hombre si no portara en él la locura como límite
de la libertad", una nueva ocasión de "un
raro, pero común acuerdo".
Pero
más allá de la amistad, del aspecto anecdótico, el diálogo
entre Ey y Lacan modifica el contenido mismo del psicoanálisis
que Lacan elabora. Y los cambios que Lacan introduce
en sus propios conceptos podrían llevar las trazas del
diálogo con su amigo. Así por ejemplo la concepción
de la locura de Lacan en 1946, demasiado amplia para
ser específica según la crítica de Ey, se transformará
diez años después, con el concepto de forclusión, en
una herramienta propia para pensar la psicosis y ya
no la locura, mucho más cerca del ne devient pas
fou qui veut de la sala de guardia que uno y otro
recordaban. O aún, el artículo de Ey de 1932, tan trabajado
por Lacan en su Tesis, La notion d'automatisme en
psychiatrie, centrado en la cuestión de la causa
podría haberlo influído... Como lo dice F. Leguil (Ornicar?
1989, N°48):
"El
rigor inventivo de este trabajo, que Lacan aprueba
en 1932, anuncia con casi treinta años de anticipación
los desarrollos del Seminario entre automaton y
tuché".
Inversamente,
el impacto del pensamiento de Lacan en la obra de Ey,
es visible a través de las innumerables citaciones de
los textos mayores: La Consciencia, el Traité des Halluciniations,
Des idées de Jackson a un modéle organo-dynamique en
psychiatrie, etc., o aún más en filigrana a los comentarios
de Ey registrados en L'Evolution Psychiatrique de exposiciones
de Leclaire o de intervenciones de Lacan mismo.
El
diálogo entre Ey y Lacan forma parte de historia de
la psiquiatría y del psicoanálisis, una historia que
se juega aún de nuestros días. Conocerlo permite otra
lectura diferente de Lacan, indispensable, de donde
surge la necesidad de devolver a Ey el lugar que le
corresponde.
El
Organodinamismo
Ludwing
Binswanger, ese interlocutor dilecto y respetado de
Freud, se hacía la pregunta en 1920:
"La
confrontación del psicoanálisis y de la psiquiatría
clínica, hace aparecer a nuestros ojos con toda claridad,
el dilema en el cual se encuentra la psiquiatría.
Ella debe decidir si quiere simplemente permanecer
como una ciencia aplicada, un conglomerado de psicopatología,
de neurología y de biología, mantenido solamente por
su deber práctico, o si quiere devenir una ciencia
psiquiátrica unitaria"
El
organodinamismo constituye el esfuerzo teórico realizado
por Henri Ey por responder positivamente a dicha interrogación,
simétrico al de Lacan en el campo del psicoanálisis,
de définir el objeto y el sentido de la psiquiatría.
Evidentemente resumirlo en algunas líneas equivale a
reducirlo quitándole su potencialidad polémica, abierta
y dialéctica, maîtres-mots de su concepción.
El organodinamismo se construye a partir de la fidelidad
al humanismo filosófico abiertamente afirmado
por Ey, a una cierta antropología médica nacida
con Les Lumières, y enracinado en un cierto espíritu
dialéctico de Platón a Marx, sin olvidar Hegel.
Ey
se reivindicaba de un cierto anti-copernicismo
y pretendía poner el individuo en el centro de su concepción,
lo que explica que su concepción esté más cerca de la
psicología del Yo, del rol de imperativo categórico
kantiano de la Conciencia, que de la excentración
del sujeto de su amigo Lacan, lo que subvierte las
posiciones respectivas de Conciencia y del Inconciente
entre uno y otro. El materialismo histórico permaneció
fuera de sus referencias (la referencia de Marx lo constituye
esencialmente el Manuscrito de 1944), lo que explica
en cierta forma la pérdida de influencia entre las generaciones
montantes del "post-68" francés.
Ey
utilzó explícitamente múltiples referencias, con gran
modestia: Jackson, Bergson, Hartman, etc. y entre los
psiquiatras Moreau de Tours, Bleuler, Janet, Jaspers.
Freud está omnipresente en su obra, a través de una
lectura muy personal, más próxima de la primera tópica
que de la segunda. Todo ello ligado al cuerpo y su
encéfalo, lugar de la Conciencia y de la Elección
del Sujeto, acompañando todos los progresos (aún balbuciantes
en su tiempo) de las neurociencias, culminando en la
noción original de Cuerpo Psíquico. Su esfuerzo
se sitúa entre el Explicar y el Comprender, entre
la causalidad psíquica y la causalidad física, dilema
eterno de la filosofía. Esta posición explica el interés
que ciertos filósofos han prestado a su obra: Pratts,
en Nancy,
John Flodstrom, Kentucky, y que en los Estados Unidos
sea más conocido como filósofo y que su obra psiquiátrica
sea perfectamente ignorada.
La
referencia jacksoniana, permanece uno de los
puntos fuertes del organodinamismo de Ey, implicando
un pensamiento evolucionista, una analogía entre filogenia
y ontogenia, entre ontogénesis y ontología. Henri Ey
trabajó su concepción jacksoniana, neojacksoniana, metajacksoniana
y órgano-dinámica a lo largo de casi 40 años. El fruto
final de ese esfuerzo ciclópeo es su libro de 1973 (editado
en 1975) Des idées de Jackson a un modèle organo-dynamique
en Psychiatrie (que incluye la histórica monografía
de 1938, como testimonio de la continuidad esencial
del hilo conductor de su reflexión teórica, en un ejemplo
de la "fidelidad creadora" de Gabriel Marcel
que es la que también debe inspirarnos y guiarnos en
la comprehensión de su obra).
En
el capítulo V de Des idées de Jackson a un modèle
organo-dynamique en Psychiatrie, Ey propone
una revisión de los conceptos fundamentales de la psiquiatría,
que nos sentimos obligados a transcribir textualmente
porque, creemos, no han tenido la difusión necesaria
para la comprensión integral del pensamiento esencial
y más auténtico de Ey:
"Es
necesario que una revisión seria de los conceptos
fundamentales de la psiquiatría la comprometa resueltamente:
1°
En un análisis existencial que trate de alcanzar el
sentido y la esencia de la Neurosis y la Psicosis.
2°
En una interpretación constante de la actividad simbólica
que representa esta forma patológica de la existencia...
Ninguna psiquiatría es posible si no integra el psicoanálisis.
3°
En una búsqueda multidimensional de los factores patogénicos.
4°
En el establecimiento de una nosografía de los niveles
de desestructuración del campo de la
consciencia y de la desorganización
de la personalidad que recuse a la vez las "entidades"
de tipo
kraepeliniano y el antinosografismo
excesivo de algunos clínicos.
5°
En una perspectiva terapéutica que excluya toda elección
o rechazo sistemático de un método
exclusivamente psicológico
o fisico".
El
mensaje ético de Ey
Los
últimos años de su vida, Ey los dedicó a combatir la
anti-psiquiatría, en quién veía la amenaza mayor de
disolución de una psiquiatría humana, humanista. Veinte
años después, la amenaza de desaparición de esa psiquiatría
proviene de otro lado, de una cientificidad "hig
tech", como Nancy Andreassen se define y define
su psiquiatría en el Editorial de Diciembre de 1998,
American Journal of Psychiatry. No resistimos entonces
a citar un párrafo de su Manual de Psiquiatría, destinado
a la formación de jóvenes psiquiatras, y que nos parece
reflejar toda la fuerza y la actualidad de su pensamiento,
tan esclarecedor hoy como ayer:
"Si
el médico busca modificar, de la forma lo más electiva
posible, ciertos [...] síntomas-blanco, hay que conocer
bien el hecho que el medicamento neuroléptico modifica,
de hecho y al mismo tiempo, el comportamiento del
enfermo en su conjunto, el campo de la conciencia
y la comunicación del enfermo con su entorno social.
Dicho de otro modo, modificamos también de esta forma,
todo el modo de "ser en el mundo" del enfermo.
Modificando sus síntomas mórbidos e indeseables, modificamos
igualmente su personalidad entera, modificando su
humor, reduciendo su eficiencia intelectual, su actividad
psicomotriz, su potencia sexual. Pero además - y ésto
es lo esencial - lo privamos del único compromiso
que había imaginado - y que tornaba su existencia
vivible - entre sus pulsiones liberadas y la realidad
social que lo rodea. Es decir, que lo privamos de
los síntomas a los cuales el paciente se aferra con
todas sus fuerzas, y que al mismo tiempo, se han transformado
en nuestros "blancos", sobre los cuales
tiramos, no sin menos fuerza, a golpes de neurolépticos.
En esas condiciones, debemos preguntarnos que se vuelve
el paciente desposeído de su delirio e inevitablemente
sacudido por una "falta". [...] El empleo
de neurolépticos no permite nunca, por lo tanto, dejar
de lado la relación psicoterápica que debe acompañar
toda terapéutica biológica en psiquiatría".
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